"18 de enero de 1912, el Capitán Scott, acompañado de Evans, Wilson, Bowers y Oates alcanzan el Polo sur, pero fracasa en la hazaña de ser el primero. "
Esta canción me hacía ver esa expedición como la expedición de unos héroes que fracasaron en la hazaña por culpa de los elementos.
Y esta carta-testamento del Capitán Scott lo corroboraría...
1º-La pérdida de los ponies ocurrida en Marzo de 1911 me obligó a partir más tarde de lo que había decidido en un principio y a llevar una cantidad de víveres menor a la prevista,
2º-El mal tiempo a la ida, sobre todo la larga tormenta que padecimos en los 83º de latitud, retardó nuestra marcha.
3º-La nieve blanda en las regiones inferiores del glaciar hizo nuestro avance aún más lento.
Con energía hemos luchado contras esas circunstancias imprevistas y las hemos vencido, pero a costa de nuestros víveres de reserva. Las provisiones, la ropa y la organización de la hilera de depósitos establecidos sobre la meseta, como sobre toda la ruta del Polo, de una longitud de 1300 km., han sido totalmente satisfactorias.
Nuestro grupo habría regresado al glaciar Beardmore en buen estado y con un suplemento de víveres si no se hubiera producido el desfallecimiento sorprendente de Evans, aquel de entre nosotros que creíamos más resistente.
En buen tiempo el glaciar Beardmore no es difícil de atravesar, pero a nuestra vuelta no tuvimos una sola jornada verdaderamente buena y la enfermedad de nuestro compañero agravó aún más la situación.
Como ya he dicho, nos aventuramos en una región del glaciar extremadamente accidentada y, en una caída, Edgar Evans sufrió una conmoción cerebral. Murió de muerte natural. Su desaparición dejó a nuestro equipo debilitado en el momento en que un invierno precoz se cernía sobre nosotros.
Pero todo esto no es nada en comparación con lo que nos esperaba en la barrera. De nuevo afirmo que las disposiciones tomadas para asegurar nuestra retirada eran adecuadas y que nadie habría podido prever, en esta época del año, las temperaturas y el estado de la nieve que nosotros encontramos. En la meseta, entre los 85º y los 86º de latitud tuvimos -28ºC. y -34ºC.; y en la barrera a 82º de latitud y una altitud de 3.000 metros la más baja, experimentamos generalmente -34ºC. durante el día y -44ºC. durante la noche, con un perpetuo viento en contra durante las marchas. Estas circunstancias se han producido en cierto modo de improviso y nuestro fracaso es debido a la llegada súbita del mal tiempo, fenómeno del que parece imposible descubrir la causa. Jamás seres humanos han sufrido tanto como nosotros en este último mes. A pesar del frío y del viento habríamos logrado pasar si no hubiese sobrevenido la enfermedad de un segundo de nuestros compañeros, el capitán Oates, si no hubiese acontecido la disminución inexplicable del combustible contenido en los depósitos y, en fin, sin este último huracán. Nos ha detenido a 11 millas del depósito donde esperábamos hallar los víveres necesarios para la última parte del viaje. ¿Alguien tuvo jamás peor suerte?. Hemos sido detenidos a 11 millas del One Ton Camp, con víveres para solo dos días y combustible para una sola comida. Desde hace cuatro días nos ha sido imposible salir de la tienda: el huracán brama a nuestro alrededor. Estamos débiles apenas puedo escribir. Sin embargo, no lamento haber emprendido esta expedición: ella demuestra la resistencia de los ingleses, su espíritu de solidaridad, y prueba de como saben mirar la muerte con tanto valor hoy como ayer. Hemos afrontado riesgos, sabíamos de antemano que íbamos a correrlos. Si las cosas se han vuelto contra nosotros, no debemos quejarnos, sino inclinarnos ante la voluntad de la Providencia, resueltos a hacer todo lo que podamos hasta el final...
Hemos vivido, me gustaría tener una historia que contar sobre la fortaleza, resistencia y valor de mis compañeros que removería el corazón de todos los ingleses. Estas torpes notas y nuestros cuerpos muertos, contarán la historia..."
Carta de R.F.Scott al pueblo de Inglaterra.
Perecieron por un sueño, algo encomiable, pero que era un suicidio desde la perspectiva de hombres más experimentados que él, tales como el citado Nansen o el propio Amundsen.
Dato curioso es que el éxito del viaje debía haberle reportado mucho dinero a Amundsen, pero la mayor parte del dinero lo donó a la familia de Scott, por su heroísmo.
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