La fabricación de cospeles se realiza mediante fundición. Este proceso, a veces, presenta una cierta complejidad ya que en el molde los orificios o cospeles pueden estar aislados o comunicados entre sí.
A través de la observación de la moneda podemos averiguar la técnica de fabricacion. Así, cuando la moneda (antes de acuñar cospel) presenta recortes o lengüetas, sabemos que se ha empleado la técnica de fundición con un molde en el que los orificios se comunicaban entre sí.
Pero los cospeles pueden obtenerse de otras formas. De este modo, en época antigua y, sobre todo, medieval, se fabrican mediante una lámina metálica, que después de ser acuñada es recortada, o a la inversa (primero recortada y luego acuñada). Este procedimiento se extiende notablemente en época medieval y moderna.
La obtención de cospeles monetales presenta un importante capítulo en el fenómeno de la reacuñación, que consiste en volver a acuñar algo ya acuñado, es decir, se considera a la moneda previa como cospel. Este fenómeno puee analizarse desde múltiples perspectivas, por ejemplo: desde el punto de vista técnico se puede apreciar una superposición de imágenes. Pero la importancia de las reacuñaciones radica, más que en los aspectos técnicos, en las cuestiones políticas, económicas y finacieras que las motivan. Y es que uno de los principales factores que impulsan la reacuñación monetaria es la falta de metal (crónica o esporádicamente), aunque no siempre sucede así.
Conviene señalar como elemento interesante de investigación que este tipo de moneda ofrece es la posibilidad de obtener una datación relativa entre la moneda soporte de acuñación y la moneda reacuñada. (Hay que recordar que los cuños son los moldes metálicos que tienen grabado en negativo los diseños que aparecen en positivo en la moneda).
La fabricación de cuños es el proceso técnico más importante, difícil y complejo en la tarea de obtención de moneda, pues consiste en grabar en negativo unos diseños sobre una superficie dura (al principio de bronce). Más tarde, aparecerían en Roma los cuños de hierro endurecido, extendiéndose a fines de la Edad Media y pasando, durante la Edad Moderna, al uso de los cuños de acero.
En efecto, se detectan similitudes técnicas en el modo de trabajar un entalle y un cuño de bronce o hierro; en ambos casos se trata de superficies pequeñas y de gran dureza. El trabajo de un individuo que realiza sellos y el de otro que hace cuños resultan bastante parecidos.
Por referencias bibliográficas conocemos la existencia de grabadores de entalles y sellos y de orfebres que elaboran cuños (un ejemplo es Pirgóteles, en época helenística).
La fabricación de cuños monetales también plantea problemas relacionados con la técnica utilizada. ¿Cómo se elaboraban estos cuños?
En la amonedación antigua encontramos monedas muy parecidas entre sí, que sólo se diferencian en ciertos elementos. La explicación a esto la hallamos en la Edad Moderna, momento del que disponemos de más información; en este período existían punzones decorados con motivos en positivo; la superficie del cuño se calentaba y sobre ella se depositaba el punzón. El resultado era un cuño con motivos en negativo, que eran retocados a mano. Estos retoques posibilitaban establecer pequeñas distinciones en los diseños.
Durante la época antigua hay abundantes referencias bibliográficas y documentación iconográfica que nos ayudan a conocer el proceso de fabricación monetaria:
· Estelas funerarias
· Casa de los Vetii (Pompeya- Pintura- alegoría de un taller)
Conforme nos acercamos a la actualidad disponemos de mayor información al respecto. En la Antigüedad el cospel era recalentado antes de ser acuñado, mientras que en época medieval la delgadez de los cospeles permitía la acuñación en frío.
En el Renacimiento, algunos hombres de este tiempo (Leonardo entre otros) pusieron su ingenio al servicio de la fabricación de la medalla, donde se avanzó técnicamente. Avance que se acabaría aplicando también a la elaboración de la moneda. Lo mismo ocurrió con los avances técnicos producidos en la metalurgia en la zona de los Países Bajos, que también afectarían a la fabricación de moneda.
Así, llegaron a España diversos adelantos. En 1582 se instaló en Segovia una nueva fábrica de moneda. Se incorporó un molino de agua para mover una maquinaria que produce, por vez primera, en España, una nueva moneda más perfecta en su redondez y enla impresión de sus tipos, contrastando con la acuñación de moneda a mano.
A finales del s.XVII, principios del XVIII ya no hay moneda acuñada a mano, sólo a máquina. Las nuevas aportaciones de este período hacen que se pueda grabar con diseños y leyendas en los cantos de las monedas para evitar operaciones fraudulentas (limar los cantos para obtener metal).
A través de la observación de la moneda podemos averiguar la técnica de fabricacion. Así, cuando la moneda (antes de acuñar cospel) presenta recortes o lengüetas, sabemos que se ha empleado la técnica de fundición con un molde en el que los orificios se comunicaban entre sí.
Pero los cospeles pueden obtenerse de otras formas. De este modo, en época antigua y, sobre todo, medieval, se fabrican mediante una lámina metálica, que después de ser acuñada es recortada, o a la inversa (primero recortada y luego acuñada). Este procedimiento se extiende notablemente en época medieval y moderna.
La obtención de cospeles monetales presenta un importante capítulo en el fenómeno de la reacuñación, que consiste en volver a acuñar algo ya acuñado, es decir, se considera a la moneda previa como cospel. Este fenómeno puee analizarse desde múltiples perspectivas, por ejemplo: desde el punto de vista técnico se puede apreciar una superposición de imágenes. Pero la importancia de las reacuñaciones radica, más que en los aspectos técnicos, en las cuestiones políticas, económicas y finacieras que las motivan. Y es que uno de los principales factores que impulsan la reacuñación monetaria es la falta de metal (crónica o esporádicamente), aunque no siempre sucede así.
Conviene señalar como elemento interesante de investigación que este tipo de moneda ofrece es la posibilidad de obtener una datación relativa entre la moneda soporte de acuñación y la moneda reacuñada. (Hay que recordar que los cuños son los moldes metálicos que tienen grabado en negativo los diseños que aparecen en positivo en la moneda).
La fabricación de cuños es el proceso técnico más importante, difícil y complejo en la tarea de obtención de moneda, pues consiste en grabar en negativo unos diseños sobre una superficie dura (al principio de bronce). Más tarde, aparecerían en Roma los cuños de hierro endurecido, extendiéndose a fines de la Edad Media y pasando, durante la Edad Moderna, al uso de los cuños de acero.
En efecto, se detectan similitudes técnicas en el modo de trabajar un entalle y un cuño de bronce o hierro; en ambos casos se trata de superficies pequeñas y de gran dureza. El trabajo de un individuo que realiza sellos y el de otro que hace cuños resultan bastante parecidos.
Por referencias bibliográficas conocemos la existencia de grabadores de entalles y sellos y de orfebres que elaboran cuños (un ejemplo es Pirgóteles, en época helenística).
La fabricación de cuños monetales también plantea problemas relacionados con la técnica utilizada. ¿Cómo se elaboraban estos cuños?
En la amonedación antigua encontramos monedas muy parecidas entre sí, que sólo se diferencian en ciertos elementos. La explicación a esto la hallamos en la Edad Moderna, momento del que disponemos de más información; en este período existían punzones decorados con motivos en positivo; la superficie del cuño se calentaba y sobre ella se depositaba el punzón. El resultado era un cuño con motivos en negativo, que eran retocados a mano. Estos retoques posibilitaban establecer pequeñas distinciones en los diseños.
Durante la época antigua hay abundantes referencias bibliográficas y documentación iconográfica que nos ayudan a conocer el proceso de fabricación monetaria:
· Estelas funerarias
· Casa de los Vetii (Pompeya- Pintura- alegoría de un taller)
Conforme nos acercamos a la actualidad disponemos de mayor información al respecto. En la Antigüedad el cospel era recalentado antes de ser acuñado, mientras que en época medieval la delgadez de los cospeles permitía la acuñación en frío.
En el Renacimiento, algunos hombres de este tiempo (Leonardo entre otros) pusieron su ingenio al servicio de la fabricación de la medalla, donde se avanzó técnicamente. Avance que se acabaría aplicando también a la elaboración de la moneda. Lo mismo ocurrió con los avances técnicos producidos en la metalurgia en la zona de los Países Bajos, que también afectarían a la fabricación de moneda.
En 1551, el rey francés Enrique II crea una nueva ceca en París, la maquinaría obra de ingeniero alemán de Ausburgo , Max Schwab, contaba de un molino movido por fuerza hidráulica capaz de crear tiras metálicas lisas y del grosor deseado, de una máquina manual de corte que agujereaba la tira cortando así los cospeles y de una prensa para acuñar. Schwab podía producir monedas perfectamente redondas lo que indica que usaba virola. Schwab fracasó en su intento de vender su maquinaría a cecas en Alemania e Italia. Tras años de oposición de los monederos franceses que seguían acuñando a martillo, por el 1641 la prensa volantes estaba finalmente en uso en la ceca de París. La misma oposición encontró por los monederos ingleses pero en 1652 ya estaba operativa la prensa volante en la RoyalMint.
(MUÑIZ García, Benajamín: La Fabricación de la moneda a través de los tiempos)
Así, llegaron a España diversos adelantos. En 1582 se instaló en Segovia una nueva fábrica de moneda. Se incorporó un molino de agua para mover una maquinaria que produce, por vez primera, en España, una nueva moneda más perfecta en su redondez y enla impresión de sus tipos, contrastando con la acuñación de moneda a mano.
A finales del s.XVII, principios del XVIII ya no hay moneda acuñada a mano, sólo a máquina. Las nuevas aportaciones de este período hacen que se pueda grabar con diseños y leyendas en los cantos de las monedas para evitar operaciones fraudulentas (limar los cantos para obtener metal).
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