TIPOLOGÍA: Óleo sobre lienzo
DESCRIPCIÓN: Esta imagen del santo estaba pintada probablemente para un retablo en el que le acompañaría la imagen de San Juan Bautista. Su tamaño estaría condicionado para un compartimiento secundario y de tamaño reducido comparado con el de los dedicados a las escenas principales. Donde normalmente se resuelve con un busto o retrato idealizado del rostro, el autor representa la figura completa del mártir y sin llegar a ocupar el espacio completamente. Vemos a un santo de perfil, orante, recogido y absorto. En su juego con el claroscuro típico del barroco pinta el rostro ligeramente en penumbra y los ropajes contrastan de rojos vivos y blancos níveos con zonas del mismo en una total penumbra. La hagiografía del santo es la de un joven arcediano romano del siglo III, que sufrió tormento por parte de los romanos. Tras sufrir atroces torturas, se le ató a una parrilla para asarlo vivo. De su muerte se extrae el símbolo del martirio que es la parrilla que el santo abraza, colocada oblicuamente sobre su regazo, en una habilidosa solución pictórica para el ya mencionado problema de espacio físico del lienzo.
En cuanto a la estructura del cuadro, señalar la composición piramidal, centrada en la figura del santo orante y que se ve rodeada por un paisaje idílico de cielos claros y árboles frondosos en la lotananza, contrastando con el suelo árido que pisa, dando la sensación de que, después de esta vida en la que ha sufrido tanto, le premian con el paraíso.
En cuanto a la estructura del cuadro, señalar la composición piramidal, centrada en la figura del santo orante y que se ve rodeada por un paisaje idílico de cielos claros y árboles frondosos en la lotananza, contrastando con el suelo árido que pisa, dando la sensación de que, después de esta vida en la que ha sufrido tanto, le premian con el paraíso.
MEDIDAS: 61 x 81 cm
FECHA: 1638 ESTILO: Barroco Español
AUTOR: Francisco de Zurbarán (1598-1664)
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