jueves, 2 de julio de 2009

FALSIFICA CON ORGULLO

Este mediodía me dijeron que Arguiñano estaba preparando un plato curioso y puse, como un hecho excepcional, el canal de Tele5. Me pongo a hacer cosas y, al terminar Arguiñano, aparece un programa que me suena a uno que transmitían hace años (no recuerdo el canal) en el que hacen juicios con público y opinan tanto demandante como demandada (en este caso) como público.

Pensé en cambiarlo pues suelen ser temas tontos o de rivalidad vecinal, pero en esta ocasión se trataba de tema laboral. "Bien", pensé, "veremos de qué trata".

El caso era el siguiente: una dueña de una revista había despedido a una empleada porque ésta, en un ataque de prepotencia o de remordimiento, había reconocido que había falseado su currículum (no quiero pecar de maldad ni prejuicio porque prepotente era y lo demostraba y remordimiento no parecía tener por lo que decía y cómo lo decía, pero vamos a ofrecerle el beneficio de la duda).

Hasta aquí gran parte del público lo justificaba diciendo que "todo el mundo miente en su currículum". Bien, vamos a aceptar esta premisa: todos, o casi todos, mentimos en el currículum. Pero el quid de la cuestión estriba en ¿en qué mentimos? Normalmente se miente en el nivel real de un idioma, en las preferencias y el interés por ese trabajo cuando realmente te da igual si vas a ser pinche o cocinero con tal de que te contraten... pero no, aquí la señorita lo que hizo fue poner que era licenciada en periodismo cuando no había hecho ninguna carrera universitaria.

Lo curioso es que la mitad del público la defendía pues, tal y como reconoció su ex-jefa, era buena en su trabajo y había conseguido incluso un premio. La "señorita", en un alarde de orgullo y, posiblemente, prepotencia, le había confesado a la susodicha jefa que, durante 2 años le había estado contratando como si fuera una licenciada, que ese currículum era más falso que un dólar con el retrato de G.W.Bush.

Finalmente el juez amonestó a la ex-jefa por ser negligente al no verificar los currículums que recibe, es decir, por confiar en que la gente es sincera o relativamente sincera. Sin embargo estaba de acuerdo con la ex-jefa en que si ella ya no podía confiar en la falsificadora que había estado 2 años mintiéndola, no estaba obligada a restituirle en el trabajo, con lo que su pisito de lujo, su buen sueldo (como se dijo allí) van a dejar de ser un chollazo.

Al terminar el juicio la "señorita" dijo que no cambiaba nada de lo que había hecho porque si no no hubiera obtenido ese trabajo (ese mismito no, pero probablemente sí en la misma empresa con un sueldo inferior) y que, a partir de ahora, pondría la verdad en su currículum. ¿En qué mundo vivimos? ¿Qué clase de personas nos rodean? ¿a caso nuestros ídolos son los Roldanes falsificadores de currículums que no se sacrifican en los estudios pero sí quieren las recompensas que comportan años de sacrificio?

¿Si miente para conseguir trabajo, qué no se habrá inventado en las noticias que ha publicado? ¿Por qué "entes" ignorantes y vagos consideran que eso no esta mal pero que nunca permitirían que un "médico" que no haya ejercido les ponga un dedo encima? ¿no es eso cinismo y abominación?

Ciertamente da pena en lo que algunos están degenerando. Ojalá deje de "molar" lo canalla, sinvergüenza y todo-vale y empiecen a valorar el esfuerzo, la sinceridad y la honestidad. Hasta entonces sufriremos de "maestros del rodillo" que no son pintores y no saben hacer un puñetero color; "fontaneruchos" que no han estudiado para ello; "jefotes de guardia civil" que son los primeros en saltarse la ley a la torera (¿verdad, "ente" Roldán?); "periodistuchos", "medicuchos" o matasanos directamente, etc, que pueblen y reinen en este país tan canalla donde el que puede ser Mario "esConde" los dineros que no le pertenecen lo es, o al menos lo intenta, donde las Rosas plagian trabajos y novelas que no son suyas... en fin, donde muchos quieren ser "trepas" porque eso del esfuerzo y el estudio "no mola".



"La mentira tiene las patas muy cortas" - los que nos hemos esforzado en estudiar nos alegramos que a "jetas" como esa "señorita" se les corten las alas... la pena es que el único "castigo" sea la no-readmisión, porque, desde mi punto de vista, debería ser sancionada por irresponsable, ya que si hubiera pasado algo quien hubiera pagado las consecuencias hubiera sido la revista, y los que dan trabajo deben hacer la función de jefes, no policías que investiguen en todo momento si mentimos o no.