miércoles, 15 de julio de 2009

EGIPTO. LA SOCIEDAD

"Por encima de todos está Faraón", que se situaba en la cúspide de la pirámide social. Debajo de él, "seis" (cinco y el ejército) "clases sociales" muy diferenciadas y de las que era difícil salir, ya que, generalmente, las tareas de los padres las debían seguir los hijos. Ésta rígida división obedecía a la necesidad de organización y control por parte del faraón con el fin de que su imperio perdurara

La casta sacerdotal y los nobles

Aunque eran dos grupos distintos cumplían la misma función: ayudar a controlar el país. El faraón contaba con los sacerdotes y nobles poseedores de enormes extensiones de tierras. Los sacerdotes debían administrar los templos y procurar que sus divinidades estuvieran contentas o al menos aplacadas por lo cual se encargaban de interpretar sus deseos y cumplirlos. Los nobles administraban el país en su nombre, lo que conllevaba a cumplir tareas como: cobro de los impuestos, ejecución de obras públicas, supervisión de la construcción de canales y diques, y administración de los frutos de la tierra guardados en los almacenes reales.

Funcionarios y escribas

Para que la maquinaria funcionara la élite necesitaba de funcionarios y escribas que les ayudaban a que la administración fuera más eficiente. Debían saber leer, escribir y tener conocimientos matemáticos.

Soldados profesionales

Aquellos que formaban parte del ejército del Faraón.

Al principio no era normal el empleo de soldados, pero para defenderse de las invasiones, tanto asiáticas como africanas (normalmente libias) tuvieron que crear rápidamente un ejército que se convirtió en permanente. Los oficiales eran elegidos de entre las "clases pudientes" y los soldados de las clases más desfavorecidas. Ser soldado de Faraón era un privilegio y tenía su recompensa. El soldado de infantería debía luchar "por su buen nombre" y defender a Faraón. Si combatía ejemplarmente obtenía una condecoración "El Oro del Coraje"... pero si mostraba cobardía o huía, se lo denigraba, degradaba y, en ciertos casos ejecutaba.

Los mandos, como señalé antes, estaban formados por miembros de familias de cierta categoría, los únicos capaces de acceder a la escuela de oficiales. Si conseguían prestigio y fama en la batalla, y ascendían lo suficiente, a la hora de retirarse, eran nombrados asistentes personales de los nobles, administradores del estado o ayos de los hijos del rey, quienes eran enviados a aprender la carrera militar a la temprana edad de 7 años.

La tropa, en cambio, tenía la esperanza de conseguir un terreno de 3’25 Ha. Aquí no había distinción entre nativos y mercenarios. El soldado recibía, además, rebaños y personal del cuerpo de servicios de la casa real para poder trabajar las tierras recién obtenidas. La parcela podían ser heredada siempre y cuando alguno de sus descendientes se enrolase en el ejército.


Comerciantes y artesanos

Los comerciantes tenían libertad de movimientos por casi cualquier lugar de Egipto, ya fuera en barco o en caravanas y compraban y vendían productos, tanto cotidianos como de lujo (importaban, entre otros, incienso, resinas, marfil, ébano, piedras preciosas).

En cambio, los artesanos solían estar donde fueran necesarios. Había carpinteros, escultores, constructores (arquitectos), ebanistas, orfebres, embalsamadores y artistas, entre otros. Eran tan importantes que tenían su propia ciudad funeraria.

Campesinos

Como en casi todos los sistemas piramidales los campesinos eran el grupo más numeroso. Vivían en casas de adobe a orillas del Nilo y estaban dedicados en cuerpo y alma a la producción agrícola, siendo guiados por los sacerdotes, quienes sabían cuándo venían las épocas de crecidas y era el mejor momento para la siembra, y controlados por los funcionarios para que trabajaran y pagaran sus impuestos. Lo obtenido por la tierra era difividido en dos partes: una para los propios campesinos y otra que iba destinada a los almacenes del faraón para alimentar a los que les controlaban y los que, en caso de invasiones, debieran protegerles.

Esclavos

Los esclavos desempeñaban diferentes tareas. Dependiendo de qué tareas realizase tenía una serie de privilegios o ninguno. Si servía en palacio o en el hogar de nobles, guerreros y sacerdotes, tenían derechos legales y percibían salario... pudiendo llegar a comprar, más tarde, su libertad. A pesar de Hollywood los malos tratos escaseaban y, de ocurrir, el esclavo podía reclamar ante los tribunales, eso sí, siempre y cuando el castigo hubiera sido injusto. A veces, libres arruinados se vendían como esclavos para pagar deudas a familias de buena posición, quienes solían ponerlos en el servicio doméstico, donde, además de alojamiento, comida y salario, su dueño estaba obligado a suministrarles una cantidad de telas, aceites y vestidos. Esto conllevaba a que cuanto mejor estuviera este tipo de esclavos más grande era su amo y más prestigio obtenía a nivel social dicho dueño.

También había esclavos obtenidos como botín de guerra o como tributo de otros países. Pocos de los primeros obtenían estos privilegios, siendo destinados a trabajos más duros (como extracción en minas o canteras, construcción, etc). Eso sí, pese a las películas de Hollywood, los esclavos no participaron en las edificaciones de edificios sagrados (pirámides y demás tumbas...) puesto que esto era voluntario y tenía como recompensa que el que trabajaba en ello tendría el favor del faraón en el momento del juicio en el Más Allá.

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