lunes, 9 de noviembre de 2009

NUMISMÁTICA ( II )

Los principales metales utilizados para elaborar moneda son los siguientes:

- metales nobles, valiosos:
  • a) Oro: utilizado tempranamente en la Antigüedad. Presenta una ley metalográfica bastante elevada, es decir, se amoneda con una pureza notable, aunque no llega al 100%.
  • b) Plata: su amonetación en circunstancias normales se produce en un elevado grado de pureza, aunque metalográficamente puede hablarse en la amonetación de plata de la inclusión de otros metales. Algunas monedas de plata se dotan de un gran valor artístico.
  • c) Electrón: amonetación de una aleación de oro y plata, que en algunos lugares aparece en estado natural. las primeras monedas que se fabricaron en electrón, de las que tengamos constancia, lo hicieron en el mundo lidio-jonio a fines del s.VII a.C. (región de la antigua Grecia anatólica).

En fechas tempranas también encontramos la utilización monetaria de otros metales que, antes del surgimiento de la moneda, ya habían jugado un importante papel dinerario: el cobre y el bronce (éste último es una aleación de cobre y estaño).
Las monedas de cobre y bronce van a capitalizar, en principio, el fenómeno de la moneda fiduciaria.

Junto al tándem cobre-bronce, encontramos en la historia de la amonetación, una serie de aleaciones que se explican por la complicación de los sistemas monetarios son:

  • Orialco o latón: aleación de cobre y zinc. Juega un papel muy importante en la amonetación romana. Presenta un aspecto dorado.
  • Vellón: aparece en la Antigüedad, aunque adquiere un mayor desarrollo en la época medieval. Se trata de una alieación que tiene como base la plata, pero en la que intervienen otros metales: cobre, estaño, plomo... La moneda de vellón hemos de relacionarla con operaciones fraudulentas, con manipulaciones monetarias, falsificaciones, etc., pues, si bien se puede asociar a una moneda de plata, es fiduciaria, puesto que no es plata pura.

Junto a la moneda hay otros objetos distintos pero relacionados con ella por su aspecto, por lo que son estudiados por la numismática. Se trata de los objetos monetiformes.

Así, podemos citar, en primer lugar, los medallones (tradicionalmente bajo este concepto se incluían una serie de objetos, pero actualmente por medallón se entiene múltiplos monetarios, es decir, monedas de un tamaño y un valor inusual que han sido poco utilizados monetariamente ya que se han fabricado poco. Estos múltiplos monetarios se encuentran a caballo entre la moneda y los medallones. Los múltiplos monetarios hemos de distinguirlos de los medallones propiamente dichos, los cuales presentan una amplia tipología. Sobresalen los medallones imperiales, que a veces tienen en su centro una configuración muy parecida a la de las monedas.

Otro el el plomo monetiforme o jetón (tantos de cuentas). Entre los romanos suelen denominarse "tesserae" (teseras o fichas). Aunque habitualmente elaboradas con plomo, también se fabrican con otros materiales. Su principal característica consiste en us gran parecido formal y tipológico con la moneda antigua. Para el estudio de su función y categorías hemos de resaltar la utilidad que tuvieron estas piezas pseudomonetarias:
Por ejemplo, las "sprintiae" eran fichas en las que se representaban escenas eróticas, pues se destinaban a permitir la entrada a burdeles. La iconografía de las "tesserae", por tanto, nos ofrece indicios, pistas, sobre su utilización.

En las fuentes literarias latinas también hallamos información sobre la utilidad de estas piezas, así como en el contexto arqueológico en el que son descubiertas.

El conocimientos de estas piezas plantea problemas en los ambientes provinciales. Por ejemplo, las "tesserae" aparecidas en ámbitos mineros y en grandes latifundios romanos son plomos que, al localizarse en lugares de cierta pobreza, sirven para ejemplarizar su utilización en zonas pobres como moneda, aunque no lo sean. Su iconografía, en ocasiones, es ciertamente curiosa.

La utilización de estas fichas con aspecto más o menos monetario se mantiene a lo largo de la Historia, paralelamnte al mayor empleo de monedas. Así, en la España medieval cristiana y árabe se aprecien plomos de gran parecido con la moneda circulante.

Destacan también, dentro de los objetos monetiformes, las medallas (piezas monetiformes de carácter eminentemente conmemorativo, con una intencionalidad artística o plástica en sus diseños, al menos en un principio. (la historiografía tradicional a veces denomina a las monedas propiamente dichas medallas).

El origen de las medallas, en términos modernos, se sitúa en el Renacimiento italiano, donde vemos artistas que crean piezas normalmente de gran tamaño, favoreciendo la grabación, es decir, un campo de trabajo más amplio y con más posibilidades.

Pisanello realizó una pieza grabada para Alfonso V de Aragón. Dicha pieza presenta una vinculación iconográfica con la moneda antigua, concretamente con la moneda griega antigua.

En los Bronces Paduanos se observa claramente esa inspiración en la moneda antigua (sobre todo en la moneda imperial romana) a la hora de realizar medallas.

Dentro del capítulo de la numismática hemos de incluir el análisis de objetos que no son monedas, monetiformes, pero que guardan relación con éstos, pues poseen una utilidad métrica. Se trata de las pesas monetales/ponderales (que sirven para comprobar el peso de las monedas); pero incluso los pesos usuales también son estudiados por la numismática. Y es que existe un sistema de pesos al que se ajusta la moneda, es decir, las pesas tienen el mismo sistema métrico que las monedas.

El estudio numismático se halla muy relacionado, sobre todo a partir de las épocas medieval y moderna, con las fuentes escritas, literarias. Las fuentes arqueológicas tampoco pueden olvidarse. La excavación, por ejemplo, de un taller monetario (como el del ágora de Atenas del s. V a.C., e incluso talleres dedicados a las falsificaciones monetarias) ofrece una documentación de primera mano, fundamental para el estudio de aspectos variados de la moneda y también de la fabricación de la misma.

Hemos de mencionar igualmente la información proporcionada por la epigrafía.

La sigilografía también debe incluirse en la investigación numismática. En efecto, conviene tener en cuenta que la matriz sigilar presenta un acusado aire monetario, una clara inspiración monetaria.

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